Julien Elie es un director canadiense. Su película Soles negros retrata las olas de violencia en México, y formó parte de la sección Resistencias de la Gira de Documentales 2019. La presente es una entrevista que se realizó con él durante el paso de Ambulante en Xalapa, la cual aborda detalles en la creación de su película, sus impresiones del peligro en el país y su experiencia en el festival.
¿Cómo describirías tu película al público de Ambulante?
Pensé en Soles negros como una cartografía del terror en México; un recorrido por un mundo de horror que recopila la batalla de madres, activistas, periodistas y mucha gente como jóvenes y estudiantes que están luchando para encontrar a sus familiares o para vivir con cierta paz. Lo que está pasando en el país es que hay lugares que parecen normales, pero hay otros que son un mundo muy feo.
En tu documental decidiste abarcar un arco histórico amplio. Desde la guerra sucia del Estado mexicano contra la guerrilla y los militantes de izquierda, hasta la actualidad con la guerra contra el narcotráfico, pasando por la violencia hacia los migrantes, los campesinos y las mujeres. ¿Qué hay detrás de la decisión por abarcar una temporalidad así?
Desde el principio decidí incoporar una temporalidad amplia porque me parece que los eventos son muy diferentes: los feminicidios de Ecatepec y Ciudad Juárez o la violencia contra los migrantes son cosas muy diferentes, pero pienso que podemos englobar todos esos eventos en un retrato de lo que está pasando en el país, incluso desde la guerra sucia o el 68.
No fue una decisión fácil y no sé cómo se perciba ante la gente, porque es complicado retratar todo eso en sólo dos horas y media, pero mi intención era demostrar que tal vez hay una línea, o al menos una sistematización de la violencia en el país desde hace muchos años y de esa manera vincular lo que pasó con los estudiantes del 68 en la Ciudad de México con lo que pasó hace unos años en Ayotzinapa. Los culpables quizá son diferentes, pero las víctimas son las mismas. Algo similar ocurre con los feminicidios, las jóvenes de Ecatepec son las mismas que en Ciudad Juárez. Entonces cuando la gente dice “son cosas muy diferentes” busco que esta película evidencie la larga historia de violencia del país.
En el documental hay una propuesta estética. Sin embargo, hay ciertos casos que tienen planteamientos autorales interesantes, pero que son cuestionados por acercarse de esa forma a las atrocidades que retratan, ¿cómo pensaste en tu aproximación cinematográfica a la historia que nos querías contar? Y en particular, háblanos de tu decisión por filmar en blanco y negro, con encuadres muy cerrados, tomas largas, etc.
Intento hacer películas con calidad cinematográfica. En Soles negros, la idea era compartir el temor de los personajes. Entonces por eso es muy importante la decisión de hacerla en blanco y negro. Cuando uno está lejos, es muy fácil hacer una buena foto de México con todos sus colores, casas y paisajes, pero sólo es una buena foto. Creo que sacarla de su color también reduce el exotismo, y así uno puede concentrarse más en lo que hay dento del cuadro. El blanco y negro brinda una mayor distancia al tema, y esa lejanía es necesaria.
Sobre el encuadre muy cerrado y cuadrado, al igual que el blanco y negro tiene un componente de gusto personal, pero también tiene que ver con la intención por colocar a los personajes dentro de un espacio cerrado para sentir el temor más allá de lo que vemos, es una forma más fuerte de demostrar la situación del país.
Tu filme anterior habla sobre las ejecuciones en donde Estados Unidos es casi una industria de la muerte, ¿esa experiencia te preparó de alguna manera para lo que venías a filmar a México o fue más un aprendizaje que adquiriste al llegar al país?
No sé si tengo tanta experiencia en hacer cine en lugares difíciles, pero desde mis primeras películas, como la que hice en Holanda hace unos años después de un genocidio u otra sobre la pena de muerte en Texas, ya había tratado algunos temas difíciles. Tampoco sé si me estuve preparando para venir aquí, pero desde hace 15 años visito mucho México y siempre tuve una relación particular con el país que me ayudó mucho a hacer la película. Cuando llegué a México, hace tres años, no tenía ningún contacto y empecé a buscar poco a poco, con apoyo de periodistas que me ayudaron muchísimo en el país, al igual que con activistas y con gente que conocí. Fueron tantas las personas que entrevisté que podríamos hacer otra película, tenemos 40 o 45 entrevistas, aunque en la película sólo hay cerca de 28.
Platícanos un poco el proceso de decidir qué testimonio incluir, y cómo ir armando la narración de la película.
Construir la narración de la película fue un proceso muy, muy difícil; fue una tortura. La edición duró casi un año y había tantas mentes interesantes en los personajes, que para hacer un retrato del país a través de los años y los eventos fue complicado elegir a quiénes presentar. Aunque gracias a todos los personajes que tenemos, hay opciones para no sé cuántas películas.
¿Por qué Soles negros? A mí el título me remitió a la escena de la crucifixión donde se está oscureciendo el cielo y hay una sensación de abandono y silencio de parte de dios frente a la crisis de la muerte, ¿para ti qué representa?
Es muy interesante lo que estás diciendo, yo pienso que cada persona tiene una interpretación de lo que representa. Es lo que me gusta mucho del título. Para mí también hay muchas interpretaciones: por un lado, está lo que los extranjeros piensan de México como un lugar con sol y cerveza, entonces quería usar “sol” en el título, pero desde una perspectiva oscura. Poco a poco se fue gestando la idea de hablar de un sol negro, pues también pienso que es como funcionan las distintas amenazas arriba de los mexicanos que recaen en su sociedad. Los soles negros son esas amenazas que están en el cielo, los puntos de violencia en un mundo sin leyes ni paz; esos peligros que muchas veces no podemos concretar pues tiene muchas formas y manifestaciones, es una violencia política, estatal, de los criminales y de los medios; es como una nebulosa de violencia que no podemos materializar, por eso Soles negros.
A pesar del terror y el dolor que registras, no deja de ser una película bastante luminosa, con la fortaleza que transmiten los personajes como Mario.
Sí, para mí era muy importante que la película no fuera sólo un retrato del horror porque me encanta este país, su gente y su cultura. Entonces, espero que dentro de esta película tan oscura, haya espacios con un poco de luz. Es imposible hacer una película que retrate la violencia y no demostrar el lado humano de la gente que está involucrada porque, aunque es un mundo sin demasiado sentido de lo humano, existen las víctimas, las madres y los padres, y quiero que también se vea esa luz en la película.
¿Qué esperas de tu participación en Ambulante? En particular porque nos vas a acompañar en distintas ciudades.
No tanto mezcal (ríe). No, realmente la inclusión de Soles negros en Ambulante es una oportunidad increíble, porque mi sueño era presentar la película en los lugares en donde hicimos la grabación —quizá este sea el sueño de muchos cineastas—. Es muy diferente presentar la película en la Ciudad de México con un público de festivales que viajar, pues es llevar nuestro trabajo a la gente y eso es fundamental. Ambulante me da esa oportunidad. Ayer fue una noche increíble, había casi mil personas, y en una vida de cineasta eso es algo que no es común y realmente es un sueño hecho realidad.
Julián Etienne es programador en Ambulante. Escribe sobre medios para diversas publicaciones. Participa en Latitud, colectivo curatorial de cine y artes mediales.
Zacatecas 142-A, Roma Norte, Cuauhtémoc, C.P. 06700, Ciudad de México