Si las tendencias recientes en el cine documental ofrecen formas más descentradas de narrar la historia, también provocan cierta ansiedad por la pérdida de los relatos redondos y coherentes de antaño. En sus diversos intentos de abrazar o de superar esa lejanía y fragmentación, estas películas recurren a lo que podríamos llamar el “archivo familiar”. Este término se refiere, por un lado, al denso tejido de recuerdos y narraciones subjetivas que los individuos que vivieron los eventos históricos articulan mediante las películas, o que sus familiares relatan de segunda (o tercera) mano y que ofrecen narraciones paralelas sobre la historia. Por otro lado, también alude al rango de documentos (audio)visuales (fotografías, películas, grabaciones sonoras, etc.) preservados por los parientes, o bien descartados y rescatados por coleccionistas o por familiares, que agregan más capas de complejidad a tales relatos orales. A grandes rasgos, esta tendencia de volver a narrar el pasado colectivo mediante los pequeños relatos de individuos que fueron atravesados por la historia, en vez de los grandes protagonistas, puede considerarse como cierta democratización de los términos de la representación audiovisual del pasado.
El género del cine de reempleo (o de found footage) hecho a partir de películas de la llamada “modalidad doméstica” tiene una trayectoria de varias décadas en el nivel internacional, con realizadores de la talla de Péter Forgács, Alan Berliner y Jonas Mekas. En México, con algunas excepciones notables —entre ellas el documentalista José Buil—, pocos cineastas habían tenido la voluntad y las condiciones materiales para emprender tal proyecto antes del momento actual de la reproducción digital.
[L]os filmes caseros y amateurs, y las nuevas películas hechas con ellos, frecuentemente acaban del todo con la noción del acontecimiento histórico como principio organizativo de la historia: nos lanzan al océano del pasado sin arraigo. […] El pasado siempre está ahí, pero las pequeñas historias que ofrece aparecen no como sustento de un relato histórico, sino como capas casi aleatorias de historia entre una cantidad insondable de acciones y presencias que constituyen la cotidianidad del pasado. Se trata de una modalidad ritual, no representacional: lo que importa no es demostrar lo que pasó, sino sentir el latido de la vida cotidiana pasada, de la cual la propia película funge como sinécdoque. El sentido ritual de este cine, en primera instancia, depende en buena medida de la imbricación personal entre el espectador y las imágenes que él mismo filmó o protagonizó, o que lo remiten a momentos perdidos en el pasado de su propia familia.
Si el interés actual por la modalidad doméstica de los archivos fílmicos y de los realizadores del cine documental y experimental nos pone en contacto con formas de la imagen en movimiento que son más descentradas, más privadas, más corpóreas, más dispersas, más parciales, más fragmentarias que las formas tradicionales, ¿qué dimensiones críticas y políticas podría tener este cine? En el contexto del México actual, afligido por la violencia, las desapariciones y los desplazamientos forzados, y por la apuesta generalizada de sus medios audiovisuales por sensacionalizar esta situación en vez de analizarla, este poner en evidencia el desarraigo del registro audiovisual puede constituir sin duda un acto sumamente político […] Si el archivo fílmico, siguiendo a Patricia Zimmerman, está abriéndose perpetuamente en vez de cerrarse, este hecho por sí solo no necesariamente democratiza el acceso a la historia audiovisual; el vínculo directo que parece ofrecer con el pasado a veces es tramposo. Los vestigios de historia que expone y nos hace sentir no son mero folclore, sino materiales de construcción.
David Wood es doctor en Estudios Culturales por la Universidad de Londres e Investigador Titular del Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM. Su libro más reciente es El espectador pensante: el cine de Jorge Sanjinés y el Grupo Ukamau (UNAM/La Carreta, 2017) y actualmente escribe un libro sobre archivos fílmicos y el cine de archivo en México.
Nota de la editora
Seleccionamos una serie de fragmentos (ligeramente editados) del artículo “Vestigios de historia: el archivo familiar en el cine documental y experimental contemporáneo”, de David Wood. La versión original fue publicada en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, volumen XXXVI, número 104 (primavera de 2014). Esto con la intención de reflexionar en torno al archivo casero y su uso en el cine, en sintonía con la programación de Retrovisor.
Este texto se publicó en la versión impresa de La Revista Ambulante, a la venta aquí.
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