Este año MICGénero celebra ocho ediciones. ¿Cómo ha crecido el festival desde sus inicios?
En realidad la idea nació en el 2012, por un grupo de amigos y amigas que estaban interesados en el cine y los estudios de género. Se les ocurrió que, a través del cine, podrían acercarse estos temas a un público que no esté familiarizado necesariamente con ellos. Esta es nuestra octava edición, y ha habido mucho crecimiento en todos los sentidos. La muestra antes se enfocaba en un tema por edición y eso fue cambiando. Ahora tenemos doce ejes temáticos, que obedecen a la emergencia de ciertas problemáticas. También en términos de organización ha sido un reto transformar profesionalizar el proyecto.
El hilo conductor de este año es “la necesidad de visibilizar y transformar la realidad misógina, machista y patriarcal que vivimos”. ¿Puedes desarrollar un poco más esta idea aplicada a la programación concreta de películas y actividades?
El hilo conductor depende muchísimo de nuestra misión y nuestra visión como proyecto, pero también intentamos ser sensibles y estar atentas a lo que va pasando en nuestro contexto para tomarlo en cuenta. Este año era muy importante decir esto: queríamos transformar la realidad misógina, machista y patriarcal en la que vivimos, porque nos sigue pareciendo realmente alarmante que en México, según las cifras de ONU Mujeres, son asesinadas nueve mujeres al día. Es una cifra elevadísima. Los proyectos culturales tienen que formar parte de este proceso de transformación social; generar vínculos, a través de la cultura, que sean significativos y transformadores.
Casi hay el mismo número de ficciones que de documentales en vuestro programa, ¿fue algo premeditado buscar este equilibrio?
Sí, intentamos que haya cierto equilibrio. No sé si necesariamente el equilibrio viene en términos de número de ficciones y documentales, lo que sí intentamos es utilizar todos los medios cinematográficos posibles. Hay animación, documental, ficción, cortos, largos, medios, cine experimental, cine estudiantil… Nos valemos de todas las expresiones cinematográficas para enfatizar nuestra perspectiva. Buscamos un equilibrio a partir de las películas que tienen una propuesta interesante en términos de representación y también buscamos que haya variedad en las temáticas, en las formas en las que están contadas las historias y en las voces que las cuentan.
La retrospectiva está dedicada a Derek Jarman. Háblanos de esta elección y de su cine.
Coyunturalmente se tienen que dar muchos factores para poder realizar una retrospectiva. En este caso, se dio la oportunidad a través del invaluable apoyo de la Filmoteca de la UNAM y de LYSA, por su colaboración para traer cinco películas de Derek Jarman que se estuvieron presentando en el Cinematógrafo del Chopo. Nos parece un director interesantísimo, en primera instancia porque más allá de ser un creador cinematográfico, fue un activista por los derechos de la diversidad sexual desde muchísimo antes de que esa lucha fuera una actividad habitual. También era un gran defensor de las personas que vivían con VIH. Además de ser alguien muy interesante como persona, su cine fue icónico en la escena inglesa de los setentas. Personalmente, me encanta la forma en que utiliza su experiencia personal como parte de un grupo minoritario; la usa en crudo, para hablar de cómo no es posible que las leyes regulen injustamente los afectos.
También están dando protagonismo al archivo, en concreto de películas alemanas. ¿En qué consiste esa selección?
Como parte de nuestro ciclo Memoria y archivo estuvimos haciendo una colaboración con el Instituto Goethe. Como se conmemoran los 40 años de los disturbios de Stonewall, esta colaboración se enmarca en un proyecto más grande que incluye cine y exposiciones. Seleccionamos seis películas, que son parte de una selección más extensa que confeccionó Wieland Speck, el creador del Teddy Award Berlinale, el premio al cine queer en el Festival de Cine de Berlín. Son películas posteriores a 1960, y todas tienen que ver con lo queer. Tres de ellas hablan en concreto del VIH. También incluimos Retrato de una alcohólica. Además, participamos en una exposición que se presentó en todos los Institutos Goethe de Norteamérica.
¿Cuáles son otros highlights de la programación de este año?
Hay varios, la primera es la película sueca de 2019 The Heart. Contamos con la presencia de la directora en nuestra inauguración, dio una clase magistral y estuvo en varias pláticas con nuestro público. También presentamos la última película de Albertina Carri, que es de Argentina y se llama Las hijas del fuego. Otro título destacable es la película argentina Dóberman, fue dirigida y escrita por Azul Lombardía, quien dio un taller de adaptación en Ciudad de México. Es una obra de teatro que la misma Azul escribió y después adaptó al cine. Otro highlight es la cinta de Juliette Chenais de Busscher Las pasiones azules, y una película alemana que se llama Easy love. También hay varios documentales mexicanos muy buenos.
Además de las proyecciones, ¿qué actividades especiales habrá?
Una actividad que llevamos a todos los estados es Cien horas de activismo. Es una convocatoria abierta a distintas personas vinculadas a los derechos humanos y al género, que pueden inscribirse para conversar y socializar los contenidos de la película durante una hora con el público asistente. Esta actividad estará en los tres estados a los que viajaremos presencialmente con la muestra: Puebla, Veracruz y Guerrero.
https://www.youtube.com/watch?v=H0u2AcGPbo0
Zacatecas 142-A, Roma Norte, Cuauhtémoc, C.P. 06700, Ciudad de México