Quizá uno de los aspectos más impactantes de Resurrección (2016) son los gestos de los habitantes de El Salto y Juanacatlán, en Jalisco.
“Agarrábamos carpas así de grandes o hasta más”, comenta un hombre, alrededor del minuto 27, abriendo los brazos. Entre el espacio comprendido por sus manos cabe un animal imaginario, así como el paréntesis que alberga un espacio simbólico e inconmensurable: la nostalgia de una época donde el río se encontraba libre de los residuos de las fábricas construidas en los años setenta y ochenta.
Más adelante, una mujer apunta con el índice casas cercanas a la suya. Asusta su naturalidad al señalar los hogares de los vecinos fallecidos a causa de enfermedades desarrolladas por la contaminación del agua. En los movimientos de los pobladores existe familiaridad con la muerte. La tragedia del entorno se asimila en los ademanes, se pega a los cuerpos igual que el fango. Los espectadores presenciamos las formas en que el espacio se apodera de los individuos retratados por Eugenio Polgovsky; ya sea a través de un niño pequeño que muestra las cicatrices en su torso luego de un trasplante de riñón (requerido por un padecimiento causado por la toxicidad del ambiente) o en el aspecto de la piel que muestra las extremidades de una niña.
Las imágenes de Resurrección recuerdan a las de Las Hurdes, tierra sin pan (Luis Buñuel, 1933). Ambos directores enfatizan de manera similar paisajes descarnados de Extremadura y de Guadalajara, respectivamente: la aridez de los territorios exhibe su precariedad como un órgano diseccionado. Una toma de la película de Polgovsky expone el caudal enrojecido por residuos industriales, un flujo con la apariencia de una arteria.
De las paredes de las casas de El Salto cuelgan imágenes de Cristo, la Virgen o La última cena, insignias de la fe en un lugar desamparado. ¿Cómo creer, ya no en un poder supremo sino en la empatía de los humanos? El título del filme podría resultar irónico con respecto a dicho punto. Sin embargo, Resurrección es un llamado a actuar y entender que la vida no vuelve por sí sola.
Resurrección puede verse en FilminLatino y en Cinépolis Klic.
Sabina Orozco (Oaxaca, 1993). Estudió Letras Hispánicas en la UAM. Ha publicado textos críticos y de ficción en medios como Este País, Tierra Adentro, Milenio y Punto de Partida. Fue becaria en la Fundación para las Letras Mexicanas en el área de Narrativa.
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